La retención de alimentos en depósitos oficiales desata la indignación de la Iglesia, con demandas urgentes de renuncia de la ministra Sandra Pettovello y denuncias de un plan económico que exacerba la miseria.


 

Los sacerdotes Francisco “Paco” Olveira y Rodolfo Viano, miembros del grupo Curas en la Opción por los Pobres (COPP), junto con Luis María Alman Bornes del Movimiento por los Derechos Humanos y otros activistas, han sido frontales en sus críticas y exigencias.

 

El grupo de sacerdotes había planeado una huelga de hambre para el 4 de junio, en protesta por la falta de distribución de alimentos en una crisis alimentaria que califican de «planificada». Aunque esta medida se ha suspendido temporalmente, los firmantes han dejado claro que permanecen en estado de alerta.

 

La denuncia inicial provino de una investigación periodística, que reveló la existencia de más de 5 mil toneladas de alimentos acumulados mientras miles de personas enfrentan el hambre. El comunicado de los religiosos no deja lugar a dudas: “Quien quita el pan al pobre es un asesino”.

Con esta cita bíblica, acusan al gobierno de Milei de implementar un plan económico que beneficia a unos pocos en detrimento de muchos, sin asumir la responsabilidad por el hambre generalizado. Esta situación ha provocado una creciente alerta social y movilización de movimientos populares, sindicatos y organizaciones religiosas que se dedican a repartir comida de manera voluntaria.

 

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