El flamante titular de seccional Quilmes de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Adrián Pérez, quien destronó al histórico dirigente Francisco «Barba» Gutiérrez luego de 38 años ininterrumpidos de mandato, atribuyó su triunfo al «degaste natural» como también al «deterioro social y salarial», y adelantó que uno de sus objetivos será vincularse de manera rápida con «el área industrial de los municipios» para buscar soluciones ante problemas del sector.


 

Al frente de la Lista Verde, Pérez se impuso por 228 votos sobre la Lista Naranja (Gutiérrez) en las elecciones del lunes 7 y martes 8 de marzo, en las que votaron 2.600 afiliados que trabajan en unas 500 fábricas y talleres metalúrgicos en actividad de la regional Quilmes-Berazategui-Florencio Varela, entre ellos la planta de Ternium-Siderar del Grupo Techint, lo que representa una zona clave del polo industrial del GBA.

En una entrevista con Télam, el ganador de los comicios de la UOM en esos distritos del sur del conurbano aseguró que la CGT debe tener «un programa de acción», abogó por «un trasvasamiento generacional genuino y muy profundo en el movimiento obrero» y, al describir la actualidad de su sector, advirtió que «los metalúrgicos sufrieron en los últimos años un gran deterioro socio-salarial», por el que responsabilizó mayormente «a la gestión macrista, que fue terrible».

«No es posible correr el cuerpo y deslindar responsabilidades, porque el último período fue terrible para los trabajadores», insistió.

Pérez, de 49 años, que ingresó a la actividad metalúrgica como balancinero de la fábrica de cocinas y electrodomésticos Domec-Sacif, en Bernal Oeste, en 2003, contó que hoy «la categoría inicial, de ingreso, de un trabajador metalúrgico no supera los 55 mil pesos de bolsillo por mes».

En relación a los factores que incidieron en la elección interna de su gremio, el flamante titular de la seccional Quilmes de la UOM -el traspaso se formalizó el último viernes- alertó sobre los efectos de la inflación, «que desmoronó los salarios desde 2016, lo que hizo difícil que un trabajador siguiese creyendo» en la conducción anterior, al mando de Gutiérrez.

«No obstante, es preciso destacar que (Gutiérrez) hizo una muy buena elección, ya que perdió por 228 sufragios. La nueva conducción afronta un enorme desafío en lo social y salarial. La paritaria es el piso, pero el problema es que ya no existe más la UOM de los ’70 u ’80, cuando había ciudades-fábrica de 10 o 15 mil trabajadores en las empresas y el gremio nucleaba a 500 mil afiliados», explicó.

El sindicalista añadió que en «el peor momento, provocado por el menemismo arrasador, la UOM afrontó una crisis total y la convocatoria de acreedores más grande hasta entonces en el país, con una deuda de 500 millones de pesos y solo 50 mil afiliados hasta 2003, cuando comenzó a recuperarse el empleo».

Pérez señaló que en la seccional Quilmes hay más de 400 pymes metalúrgicas, pequeñas, medianas y microempresas -emprendimientos de entre 3 y 10 trabajadores, en las que muchas veces cumplen tareas hasta los propios dueños-, y agregó que «se hace muy difícil el cobro de la cuota sindical y ofrecer los necesarios servicios de salud».

Además, anunció que tras su desembarco en la regional, la UOM comenzará a trabajar con las intendencias de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela.

«La UOM no puede ser independiente de ese trabajo mancomunado con el área industrial de los municipios, que deben conocer la problemática del sector para que contribuyan a producir soluciones en casos de crisis. Esos vínculos deben ser generados de manera rápida para trabajar en consonancia», puntualizó.

En cuanto al panorama de la actividad sectorial, el gremialista sostuvo que la UOM trabaja hoy en «un 60 o 65 por ciento de la capacidad productiva instalada», y reconoció que «la industria metalúrgica exportadora se reactivó porque el valor del dólar hace que las empresas sean rentables».

«Pero esa rentabilidad empresaria es consecuencia de que los salarios están pulverizados ante la venta en dólares de los productos», acotó Pérez, quien se pronunció por «un trasvasamiento generacional genuino y muy profundo en el movimiento obrero, a pesar de los intereses contrapuestos siempre existentes».

En esa línea, el dirigente aseguró que «es preciso construir un sindicalismo que contenga a la masa crítica del 70 u 80 por ciento de los trabajadores», aunque reconoció que a lo largo de la historia siempre existieron corrientes diferenciadas dentro del movimiento obrero.

«Las últimas dos síntesis en la CGT las lograron Saúl Ubaldini y Hugo Moyano al comienzo del mandato de Néstor Kirchner. Luego hubo grandes movimientos y dirigentes, pero sin esa síntesis. Hoy no hay debates profundos como los que sostenían José Rucci y Agustín Tosco, un programa como los 26 puntos de Ubaldini, o el proyecto de Huerta Grande. Estamos muy lejos de eso», contrastó.

Pérez añadió que «no hay un programa que contenga el sentir y el pensar de la gran mayoría de los trabajadores», dijo que la unidad lograda por la CGT en noviembre último era «necesaria» y enfatizó que la actual conducción de la central obrera tiene «la oportunidad de lograr que la gente se sienta representada».

«La CGT tiene que tener un programa de acción y una agenda programática que contenga a los trabajadores y los represente verdaderamente. En los próximos cuatro años el salario mínimo de los operarios industriales no puede estar por debajo del valor de la canasta básica. Al menos tiene que procurar eso», exigió.

Sobre su relación con el líder de la UOM a nivel nacional, Antonio Caló, el dirigente gremial dijo que es «muy correcta» y al referirse a los próximos pasos del sindicato -que supo ser la organización sindical más importante de la Argentina y referencia en el ámbito industrial- anunció que acompañará «el nuevo proceso de la organización sindical en una etapa de discusión profunda».

«La UOM debe recuperar la dignidad salarial y, si tiene que estar en la calle reclamando, tendrá que hacerlo. Hay una deuda muy grande con los metalúrgicos, que no es responsabilidad del gremio sino de la gestión macrista, que fue terrible, por lo que la UOM respalda sin dudas al actual Gobierno nacional», afirmó.

Pérez se inició como operario metalúrgico en la empresa fabricante de cocinas y electrodomésticos Domec-Sacif, en 2006 fue electo por primera vez como delegado y también como congresal del gremio, y desde entonces cumplió siete mandatos consecutivos como representante de base, además de militar de forma activa en el sector Juventud de la UOM.

En el bienio 2011 y 2012 fue elegido representante nacional ante la CGT por la mesa de Juventud del sindicato y en 2016 ingresó a la seccional Quilmes con el rol de tesorero.

 

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