El Papa Francisco pidió que se sigan «proyectos de paz» e invitó a una familia rusa y a una ucraniana a participar juntas de la ceremonia. «Que donde haya odio florezca la concordia», rezó el Santo Padre en el tradicional viacrucis del Viernes Santo que vuelve al Coliseo después de dos años suspendido por la pandemia.


Roma recuperó su tradicional viacrucis del Viernes Santo en el Coliseo, presidido por el papa Francisco, donde familias con diferentes realidades escribieron los textos de las meditaciones

Cerca de 10.000 fieles y peregrinos se congregaron en el Coliseo para acompañar al pontífice en el conmovedor momento de oración que rememora la Pasión y Muerte de Jesucristo.

 

 

En el Año de la Familia “Amoris Laetitia” las meditaciones fueron confiadas por el Santo Padre a familias que han vivido experiencias distintas, estas narran escenas de la vida cotidiana, con sus dificultades, alegrías, esperanzas. Teniendo en cuenta la dolorosa situación en Ucrania, las reflexiones también cuentan las dificultades de los inmigrantes en los países de acogida.

Los textos fueron escritos por un joven matrimonio (estación I), una familia en misión (estación II), una pareja de ancianos sin hijos (estación III), una familia numerosa (estación IV), una familia con un hijo discapacitado (estación V), una familia que dirige un hogar- familia (estación VI), una familia con un padre enfermo (VII), una pareja de abuelos (VIII), una familia adoptiva (IX), una viuda con hijos (X), una familia con un hijo consagrado (XI), una familia que ha perdido una hija (XII), una familia ucraniana y otra rusa (XIII) y una familia de emigrantes (XIV). 

Fieles a la tradición, en cada Estación se ha hecho una oración, la lectura de un fragmento del Evangelio y un canto.

La penúltima meditación, escrita por dos mujeres, una de nacionalidad rusa y otra ucraniana, lo que había causado cierta polémica en los últimos días , ya que algunas voces del país agredido se mostraban reacios a compartir este viacrucis con vecinos del país que inició el conflicto. No obstante, la Santa Sede aseguró desde el primer momento que se trata de una oración para pedir la paz, sin fines políticos. Así ha sido.

En la meditación de esa Estación del viacrucis se realizó una pausa de silencio orante por la paz en el mundo: «Ante la muerte, el silencio es más elocuente que las palabras. Hagamos, pues, una pausa en el silencio orante y recemos cada en nuestro corazón por la paz en el mundo».

Finalmente, y antes de que el papa Francisco diera la bendición apostólica a los asistentes, pedía a Dios “mantener encendida en nuestras familias la lámpara del Evangelio que ilumina alegrías y dolores, cansancios y esperanzas”.

“Que cada casa refleje el rostro de la Iglesia cuya ley suprema es el amor. Por la efusión de tu espíritu ayúdanos a despojarnos del hombre vejo corrompido por pasiones engañosas y revístenos del hombre nuevo creado según la justicia y la santidad”, agregó.

Asimismo, el obispo de Roma rezó por que el Señor tome la mano de los fieles “como un padre” que impida alejarnos de Él y convertir “nuestros corazones rebeldes a su corazón para que aprendamos a seguir proyectos de paz”.

Por último, Francisco hizo un nuevo llamamiento por la paz entre los hombres: «Haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco; desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia”.

“Haz que no nos comportemos como enemigos de la cruz de Cristo para que participemos en la gloria de la Resurrección. El que viva y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos”, expresó el sucesor de Pedro ante los miles de asistentes.

 

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